jueves, 22 de diciembre de 2011

Envy.





Tengo dos amigas que eran gordas como yo, o más quizá.
Siempre me sentí aliviada porque yo era más delgada que ellas (y no tenía, ni tengo, la panza llena de estrías moradas) y me sentía casi inmune, superior.
Hace un tiempo ví a una y casi me morí: ...Está preciosa, delgada, usa menos talla que yo de pantalón. Le pregunté en broma, cuál era el secreto... comer sano según ella.
La otra, no la he visto. Hoy escuché de ella, también está delgada, o más delgada. Debe estar haciendo lo mismo, comiendo sano como dicen.

Y yo, aquí...marcando el paso. Desparramada sobre esta silla.
Hoy fui a comprar ropa, porque eso pedí para Navidad. No mencionaré el INFIERNO que fue.
Hace dos días fui a la piscina con mis compañeras de Universidad. Lo mismo, un INFIERNO.

Debería estar feliz, estoy de vacaciones, aprobé todos mis ramos, tengo un hombre y unas amigas maravillosas, todo parece marchar bien.

Pero no, el maldito punto negro que no me deja ser feliz. No puedo. No lo logro.
No puedo ser feliz. No con esta angustia, este nudo en la garganta, este peso en el estómago.

ODIO esta mierda, la odio con mi vida, tal como odio mi jodido cuerpo en este momento.