jueves, 9 de agosto de 2012

Perdida.


Hace casi 6 años que me operé de un Gastrectomía en Manga. Me corcheteé el estómago porque pesaba alrededor de 1OO kilos y tenía muchas enfermedades asociadas. Si no me operaba, el médico no me daba 6 meses de vida. Tenía 19 años.

Nadie me enseñó a comer después de operada. Nadie me previno sobre el brusco cambio de peso. Nadie me dijo que me operarían el estómago y no el cerebro. No tuve apoyo sicológico previo porque mi operación fue casi de urgencia.

Me volví loca. Me costó mucho volver a comer, vomitaba hasta el agua. Aprendí cuánto me quería la gente pesando 20, 30 kilos menos. Me encantó la sensación. Perdí el control.

Así mismo como vomitaba hasta el agua, comía como si no estuviera operada. Me robaba la comida de la cocina, vomitaba para seguir comiendo, porque mi estómago de 2OO ml de capacidad toleraba muy poquito.

Tanto atracón terminó por agrandar mi estómago. Tanta caloría me hizo subir muchos kilos. Tanto vómito me atrofió la boca del estómago y tengo gastritis y reflujo.

Ya no tengo ninguna enfermedad asociada. Sobreviví. Soy sana. Pero soy una gorda de mierda.

Toda esta introducción es para decir que una de mis mejores amigas acaba de ser operada de lo mismo que yo. Fue de un día para otro. Casi me caí de la silla cuando supe.

Tengo terror. Tengo pánico. Tengo una vergüenza enorme. Todas las mujeres operadas que conozco están regias. Delgadas. Renovadas. Espléndidas.

No se habla de otra cosa entre mis amigas. Y yo me siento perdida, atrapada, desesperada. Cada vez que tocan el tema me dan ganas de desaparecer, de huir, de esconderme. Y por otro lado, de llorar, de gritarles que estoy cagada de miedo, que tengo una pena tremenda, que estoy aterrada, que no quiero escucharlas más.

No sé qué mierda voy a hacer cuando mi amiga se reincorpore a clases. Divina. Delgada. Feliz.
Y yo, que me hice la misma operación, sigo siendo la misma gorda. Sana. Viva. Pero gorrrda. Fracasé. No sirvió de nada. La cagué.

Debo ser la peor amiga del mundo. La peor :(