domingo, 8 de julio de 2012

Catarsis explosiva I



Tengo 25 años. Hace 6 años que no vivo en paz.
Que convivo con un monstruo que me impide ser feliz, que me domina y no me deja pensar con claridad, que malinterpreta todo y lo transforma en insultos: lo que veo, lo que oigo, lo que toco, todo lo que recibo del resto.
Convivo con un monstruo que cada cierto tiempo se apodera de mí y me hace esconderme, bajo kilos de ropa, en mi cuarto sin querer salir, en mi burbuja sin compartir con nadie.
Un monstruo que me hace odiarme, aborrecerme, sentir asco y vergüenza de mí cuerpo y querer hacerlo desaparecer.

Juro con todo mi corazón que ya no quiero más.
No quiero sentir más esto, no quiero quedarme encerrada todo un verano, no quiero dejar de salir con amigos de años por vergüenza, no quiero sentir más esta sensación asquerosa.

En verdad, éste ha sido un semestre complicado.
Con buenos resultados "materiales" por decirlo así: tengo mucho trabajo, tengo buenas calificaciones, tengo excelentes amigas, tengo una hermosa comunidad.
Pero las relaciones "familiares" están pésimas (bajo una burbuja de normalidad) y yo estoy un poco desequilibrada, hipersensible, irritable, muy triste a veces, muy eufórica otros días.

Sé que si hago siquiera el ademán de pedir ayuda, seré derivada inmediatamente a un sicológo o siquiatra de nuevo y les aseguro que no lo quiero. Al menos no por ahora.

Estoy cansada.
Físicamente por todo lo que hago todo el día: me faltan horas, me faltan días, me falta tiempo. Pero al mismo tiempo lo prefiero, prefiero correr y correr, que estar aqí en casa absorviendo malas vibras y recibiendo mala onda o que estar en mi pieza pensando en mi cuerpo y en la comida.
Mentalmente porque estoy haciendo mi mejor esfuerzo por no pensar y mantenerme firme y entera. Y hasta el momento lo he logrado bastante bien. Pero les juro que me agota.

No se imaginan todas las ganas que tengo de decir Basta.
De mandarlo todo a la mierda y dejar de hacerme la valiente y la perfecta y llorar y putear y a lo mejor sí pedir ayuda, pero sin miedo a que me traten de loca o de estar "tratando de llamar la atención".

Pero no puedo. No puedo rendirme. No puedo bajar los brazos.
El problema es que me estoy convirtiendo en una egoísta de mierda, todo el tiempo mirándome el ombligo.

No quiero más. Lo juro.